lunes, 25 de febrero de 2013

Mundo interior

A veces te recuerdo silenciosa como un jardín en invierno, en esos días en los que mirabas el mundo a través  de una ventana donde las gotas de lluvia caían insistentemente para recordarte la precocidad de la vida, en aquel autobús. Eras la niña que no entendía que ya no podía serlo dentro del cuerpo de una mujer.

Y sin embargo, dentro de ti había siempre luz y no podía apagarla la oscuridad que te rodeaba, ni siquiera con tus propias lágrimas. Hacía frío y tus ojos brillaban más porque tu iris manchado de verde proclamaba su derecho a pertenecer a aquel bosque.

Dentro de ti existía un ecosistema de ideas, una primavera de sueños. Y cuando no tenías más sitio a donde huir, cerrabas los ojos y te lanzabas a ese mundo con la misma peligrosidad que el salto de un risco sobre el mar. Era una prueba de valor y la pasabas siempre con creces. Tu premio duraba poco, lo que duran los sueños cuando Hypnos está de buen humor, sirvió aun así para aguantar la prueba vital.

Hoy soy yo la que te mira a ti desde una ventana y conozco casi todas las respuestas a tus preguntas, pero casi te he olvidado...casi no recuerdo cómo he llegado donde estoy, me siento extraña cuando te miro. Eres la renacuaja más admirable del mundo, tan solo espero que hoy estés orgullosa de mí. Y que me expliques qué había tras todas estas capas, porque soy incapaz de recordar tu inocencia

Eso sí, hacia falta decirlo, te quiero un montón renacuaja, si no fuera por tu insistencia más pasional, hoy no estaríamos las dos aquí charlando. Tenemos la misma sonrisa...y los mismos ojos, pero el mundo se ha hecho diferente para las dos. A partir de ahora, volveré muchas veces con la máquina del tiempo para hablar contigo, para decirte que nunca fuiste una fracasada. Que todas las cosas que te han pasado han merecido la pena y que desde hoy, ocuparás el sitio que te corresponde en mi historia. El mejor de todos.

No hay comentarios: