domingo, 10 de octubre de 2010

Cosas del destino


Esta entrada se la dedico a alguien muy especial, alguien que fue muda toda su vida, pero con sus ojos sabía mas palabras del castellano que cualquier erudito de la RAE.

Cómo te conocí.

Yo recuerdo tener 14 años y ansiar tu compañía aun sin saber que serias tú. Ya desde los 11 te buscaba y le rogaba a mis padres que me permitieran tenerte. Pero hasta ese dia no llegó el momento...

Pues con esos 14 años y unas buenas notas que saqué en el curso fuimos a buscarte a aquel lúgubre cuchitril. Y digo lúgubre porque era la "pajarería" más desaliñada del barrio de Los Dolores que había en toda Cartagena.

Cuando entré fui corriendo a la sección donde estabas. Algunos de la misma corta edad que tenías tú también esperaban en aquellas jaulas, todos ladraban, sacaban la lengua y hacian monerías para convencer a los chavales de que serían la mejor elección. Pero tú no. Tú estabas en una jaula con otro pequeño compañero, muy simpatico y ruidoso, enroscada como un donut de crema y dormitando, o eso parecía.

Me acerqué casi por curiosidad para verte mejor, tú me llamabas más la atención que tu compañero. Ahí estabas, pasando de todo y de todos...

Pero al verme abriste un ojo y me miraste fijamente y levantaste tu cabecita, con esas orejotas triangulares que tenias. Y tus ojos azules se clavaron en los mios, escondidos tras unas gafas. Y así fue como te elegí, o mas bien, cómo me elegiste tu a mí.

Y tu pelo aunque estaba muy sucio era muy suave y con tus orejas lo escuchabas todo, aun con aquella horrible garrapata que más tarde te quité con sumo gusto y sumo asco. ¿Cómo pudieron en aquella pajarería dejar a semejante joya atacada por un asqueroso parásito?. Si, me convertí en tu dueña pero nos hicimos amigas para siempre.

Eras preciosa y lo sigues siendo, incluso en los ultimos momentos de tus 15 años de vida seguias siendo preciosa, solo las personas que tienen perro saben lo que es querer a alguien que no es de tu especie, como si fuera un hijo o un hermano pequeño.

Te echo de menos Layka, gracias por elegirme...espero que no te olvides de mí y que cuando me muera, si voy al cielo, salgas de la puerta moviendo la cola y aullandome como siempre hacías. Gracias por toda tu vida, mi perrita.

Y gracias a vosotros por leer esto.

No hay comentarios: